EL GRITO                           

IDENTIFICACIÓN Y CLASIFICACIÓN DE LA OBRA:
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Nombre: El grito

Autor: Edvard Munch (1863-1894)

Localización espacial y cronológica: La versión más famosa se encuentra en la Galería Nacional de Noruega y fue completada en 1893.

Estilo y época: Podemos clasificarla como una obra de tipo expresionista


ANÁLISIS TÉCNICO DE LA OBRA:

Técnica. Óleo sobre lienzo, con una aplicación violenta del color.

Composición. La figura principal se encuentra en primer término y centrada. Sin embargo, tanto la barandilla como las curvas del fondo (así como su postura ondulada), nos dan un fuerte dinamismo a toda la escena.

Línea. Hay una fuerte contraposición entre las líneas rectas (diagonales) de la zona izquierda y las ondulaciones constantes de la derecha. Tanto unas como otras dinamizan la representación, haciendo moverse al ojo constantemente por toda la superficie del lienzo.

Color. Existe, de nuevo, una contraposición entre las gamas cálidas y frías que contrastan entre sí. Tantos unos como otros son por completo antinaturalistas, sin ningún contacto con la realidad.

Luz. Antinaturalista, sin un foco determinado ni empleo del claroscuro.

Perspectiva. Gracias a las diagonales y las líneas onduladas (así como por la diferencia de tamaño entre las figuras) se tiene una fuerte sensación de espacio que nos lleva desde el primer plano hasta el fondo sin puntos intermedios, comunicando así figura con fondo y creando un cierto desasosiego a la hora de contemplar la escena, llevándonos con movimientos rápidos de un lugar a otro. (Perspectiva acelerada).

ANÁLISIS FORMAL:

Figuras. Sobre todo la del primer término está deformada a través de constantes curvas, dándole un aspecto de llama. Por otra parte, se prescinde de todo tipo de detalles, siendo muy esquemática la realización de la cara o manos.

La luz: Los colores son planos y su saturación o no, responde a la voluntad de Munch, no a la existencia de focos de luz.

El color: Aunque hay muchas maneras de mostrar la angustia y el tormento humanos, Munch fue el primero en dar al color y a la línea una expresividad sin límites. En “El Grito” podemos ver cómo los colores son puros y arbitrarios: el cielo y el mar contrastan en una composición que no se corresponde con la percepción real de las cosas. El cielo se transforma en fuego y el mar queda indefinido por sus espirales violentas.

INTERPRETACIÓN Y CONTEXTUALIZACIÓN DE LA OBRA:
Iconografía: “Caminaba yo con dos amigos por la carretera, entonces se puso el sol; de repente, el cielo se volvió rojo como la sangre. Me detuve, me apoyé en la valla, inexplicablemente cansado. Lenguas de fuego y sangre se extendían sobre el fiordo negro azulado. Mis amigos siguieron caminando, mientras yo me quedaba atrás temblando de miedo, y sentí el grito enorme, infinito, de la naturaleza”.

Así describió Munch el momento que dio origen a “El Grito”, la obra más famosa de un ambicioso ciclo de pinturas: “El sufrimiento de la vida”. En esta serie pretendió expresar, con un lenguaje nuevo, sus experiencias sobre el amor, la enfermedad, la muerte y la naturaleza, constantes temáticas en su obra. En “El Grito” podemos ver cómo una figura humana, situada en el centro, se tapa los oídos en un gesto desesperado de angustia. Su rostro, que recuerda a una calavera, y su cuerpo, están completamente deformados, como también lo está el espacio que lo rodea. Pero esta figura no está sola: un poco más atrás hay dos personas de negro, anónimas, que intensifican la inquietud de la escena. Todo tiembla ante ese grito, todo se desfigura porque forma parte de una realidad interior. El artista ha reproducido su vivencia de una forma completamente subjetiva, haciendo que nosotros oigamos también ese grito. Así expresa hasta qué punto las emociones determinan por completo nuestra percepción del mundo.

Contexto social y cultural. Hay teorías que explican que es la propia angustia del autor mientras que otros dicen que es una crítica al modelo socioeconómico imperante. Sin duda, el rostro desencajado alberga los sentimientos de un alma descompuesta. Munch representa el interior, no el exterior. Este famosísimo cuadro es lo más expresivo de toda la pintura contemporánea. Refleja el temor ante el cambio de siglo y la tensa situación internacional que vivía Europa por aquellos tiempos. Pero la influencia de la vida de Munch en su obra también fue fue decisiva, y es que este pintor noruego, de formación autodidacta y familia humilde, vivió momentos difíciles en su infancia: vio morir de tuberculosis a su madre cuando él tenía cinco años y a su hermana cuando tenía catorce. Éstos fueron los agravantes de una vida llena de insatisfacciones: el fracaso ante las mujeres, el desagrado de una sociedad parisina aburguesada y excesivamente mercantil, sus problemas con el alcohol, etc.

Posibles antecedentes e influencias posteriores: Esta obra fue precedente e influencia directa del movimiento Expresionista que surgió en Alemania en 1905. Con las mismas inquietudes vitales y actitud ante la sociedad que tenía Munch, este grupo adoptó su estilo y lo convirtió en uno de los primeros movimientos vanguardistas del siglo XX. El artista expresionista veía la pintura como un medio de desahogo, de expresión del sufrimiento humano y de las injusticias sociales. Del mismo modo que Munch, estos temas debían ser tratados a partir de composiciones agresivas, con colores fuertes y contrastados, y así llamar la atención del espectador.

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